Lo que antes ocupaban unas antiguas oficinas de poco más de 50 m2, hoy luce como un espectacular apartamento. ¿El truco? Abrir las paredes a la luz instalando grandes puertas correderas que dejan pasar todo el sol y visten de alegría el interior de esta micro vivienda. La madera reviste no solo los suelos, sino también las paredes, la barra-mesa de la cocina, así como el vestidor, aportando una sensación de continuidad visual que agranda el espacio existente. Una casa decorada de manera ingeniosa en la que a primera vista la falta de metros no parece ser un problema. ¿Qué os parece? A mí me ha encantado!!
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